Manejar la diabetes Tipo 1. ¿en la adolescencia?
Por supuesto que comprendes que el uso de ciertas tecnologías representará una mejor calidad de vida en tu hijo con diabetes. Ya te diste a la tarea de leer opiniones diferentes, aclaraste algunas dudas y recibiste indicaciones de su médico tratante. Pero, quizá hayas olvidado lo más importante: preguntarle a tu hijo (a). Para tu sorpresa, la respuesta que recibes es un rotundo NO quiero.
Te preguntas cómo es que puede negarse a un manejo más exhaustivo de la diabetes y a una mejor calidad de vida. Peor aún, te preguntas qué parte de las “mayor riesgo de complicaciones por un manejo inadecuado” no ha quedado clara en tu discurso. Pides opinión a través de las redes sociales y te encuentras con que muchos padres te indican “obligalo (a)”.
Antes de que consideres eso como un buen consejo y lo lleves a la práctica lee lo siguiente:
Consejos y puntos para tomar en cuenta.
a) Considera su edad: De acuerdo con Especialistas en Salud Emocional y el manejo de la diabetes Tipo 1, los niños con diabetes Tipo 1 pueden hacerse cargo del manejo de su diabetes enteramente hasta pasados los 15 años. Sí, sabemos que hay niños que logran esta transición mucho antes pero, a nivel emocional e incluso cognitivo, un niño de menor edad no estará siempre listo. Puedes leer un poco sobre lo que se espera por rangos de edad aquí.
b) Consecuencias: Los adolescentes no piensan en las consecuencias. Esta es una característica de este periodo de transición entre la niñez y la adultez. Hablar con ellos
sobre complicaciones a largo plazo no tendrá otro resultado más que quizá asustarlos pero no motivarlos. Intenta motivar con el hoy y el ahora “sentirte bien durante la fiesta (el camp, la graduación, la salida con los amigos) te ayudará a pasarla mucho mejor”.
c) Ser distinto. Algunos adolescentes (y por supuesto, también algunos adultos) prefieren
pasar desapercibidos. En la adolescencia uno crea poco a poco la que será su identidad. Uno va cambiando la forma en la que viste y habla según el entorno en el que se desenvuelva y como sabrás o te imaginarás, ese entorno no siempre es la casa. Los amigos, los influencers, la televisión. Ser muy distinto no siempre es divertido. Llevar un dispositivo médico que nos ponga “a la vista” tampoco es siempre divertido. Busca a otros adolescentes y adultos jóvenes con quienes pueda compartir consejos y recursos. Busca la oportunidad de mostrarle fotografías o páginas donde se hable al respecto.
Cuidado, el adolescente no siempre querrá que hablemos de diabetes con él o ella así que te tocará ser cuidadoso en la elección del momento.
d) Relación médico-paciente: Quizá difícil, quizá no. Encuentra a un profesional de la salud con la que tu hijo (no tú, tu hijo) tenga una buena relación. La comunicación es clave. Pregunta de vez en cuando la opinión de tu hijo (a) al respecto y si no es el médico adecuado no tengas miedo en buscar a otro con quien la comunicación sea más efectiva. Dejemos de ver la visita médica como un castigo, veámoslo como una tarea necesaria pero que no forzosamente signifique suplicio.
Obligar no parece muy sensato. Sí, los profesionales de la salud emocional comprendemos que también buscas lo mejor para él /ella y que te preocupa. Se paciente, busca apoyo emocional y encontrarás soluciones. Obligar con frecuencia genera conflicto y el conflicto genera a su vez preocupación y tristeza. Evitémoslo.
Sobre el autor:
Lic. Mariana Gómez Hoyos
Mariana fue diagnosticada con diabetes Tipo 1 en el verano de 1985. Ella es Psicóloga y
Educadora en Diabetes. En 2008, Mariana comenzó un blog donde comparte su experiencia de vida con otros Mariana trabajó con la Federación Mexicana de Diabetes hasta 2012 y hoy en día es Gerente de Proyectos en Beyond Type 1.